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Pasando por la desintoxicación digital hasta la moda Y2K, te explicamos por qué los jóvenes están abandonando los smartphones y optando por teléfonos que solo incluyen las funciones más básicas.
A veces, la simple experiencia de consultar tu teléfono (inteligente) puede parecer una tarea mecánica que se instala en el fondo de tu mente y perturba tu día a día, sin importar lo que estés haciendo ni lo agradable que sea o deje de ser. Tal vez lo cojas inconscientemente, sencillamente para comprobar que no ha cambiado nada en las aplicaciones de redes sociales que consultaste; ¿Cuándo fue la última vez?; hace menos de 10 minutos.
La rotación te resulta familiar: de WhatsApp a Instagram a X a Gmail. Un compañero del colegio anuncia su boda, un excompañero de trabajo cocina un risotto y lo publica en las historias de Insta y un eco constante de Tweets sobre el tema del día, por no hablar de la avalancha de anuncios que abarrotan estas plataformas. Es tan incesante como agotador. Los científicos incluso han comparado nuestros teléfonos, que se han convertido en una extensión de nosotros mismos, como una parte del cuerpo completamente evolucionada, con «la máquina tragaperras más pequeña del mundo», una que promete recompensar nuestros cerebros con pequeñas dosis adictivas de serotonina. Son como un casino de bolsillo, donde hay mucho que perder.
No es de extrañar pues que, en un mundo cada vez más ruidoso tanto en la vida real como en línea, donde no solo pueden ponerse en contacto fácilmente con nosotros nuestros amigos y compañeros de trabajo, sino también extraños que nos siguen en las redes sociales y marcas que han recopilado nuestros datos, muchas personas hayan recurrido al uso de teléfonos básicos para intentar recuperar cierto control sobre sus vidas. Si alguna vez has querido echar el teléfono al mar para conseguir algo de paz y tranquilidad, sigue leyendo.
La clave está en el nombre. El opuesto a un móvil inteligente, los teléfonos básicos son el tipo de dispositivo que tal vez tuviste en tus manos por primera vez cuando eras niño. Piensa: ladrillos de Nokia y los clásicos teléfonos tipo concha de la primera década de los 2000. Un teléfono básico solo incluye las funciones esenciales: llamadas, mensajes de texto, alarmas y tal vez algún juego clásico. Olvídate de características avanzadas, como aplicaciones. La prioridad es simplificar las cosas a lo básico, con el objetivo de hacer que la experiencia de usar tu teléfono esté lo más lejos posible del estrés y la adicción.
El año pasado se vendieron más de 2,8 millones de teléfonos básicos en Estados Unidos y según Nokia, las búsquedas de «teléfonos tipo concha de Nokia» aumentaron en un 243 por ciento solo en mayo de este año. No es algo que pueda menospreciarse,
especialmente dado que gran parte de este interés lo impulsan la Generación Z y los milenials: 28 por ciento y 26 por ciento respectivamente, todos ellos interesados en comprar teléfonos básicos para mejorar su bienestar.
Pero basta ya de estadísticas. Para decirlo claramente, la gente está cansada de que sus teléfonos consuman tiempo que podría emplear en otras cosas (como ver por fin una película, terminar un libro o quedar con un amigo). Mientras que el tiempo que pasamos delante de las pantallas ha subido extraordinariamente, los teléfonos básicos nos ofrecen la oportunidad de desconectar y tener mucho más control sobre nuestra salud mental y capacidad de atención. Además facilitan la protección de tus datos y duran más, tanto en términos de duración de la batería como de durabilidad general, en comparación con sus equivalentes destinados a fallar.
Más allá de las cuestiones prácticas, el aspecto de estilo de los teléfonos básicos ha jugado un papel significativo en su popularidad, que extiende su alcance desde la tecnología hasta el mundo de la moda. No hay más que ver el resurgimiento del Y2K en concreto, que ha estado en auge durante los últimos cinco años. Las horquillas de mariposa, los vaqueros de cintura baja de Miss Sixty, las camisetas de merchandising de bandas emo y, sí, los teléfonos básicos, han vuelto a incorporarse al armario de muchos de una forma u otra, también entrando en sus léxicos de Instagram y TikTok en el proceso. (El hashtag #BringBackFlipPhones en TikTok tiene 59,8 millones de visualizaciones).
Los teléfonos con tapa incrustados de diamantes, similares a los que podrías haber visto a Paris Hilton y Nicole Richie en The Simple Life son un ejemplo popular; luego está The Matrix con su súper popular Nokia 8110, que recibió un cambio de imagen hace unos años, para deleite de los fans; y el Motorola Razr V3, un elemento básico de la primera década de los 2000 instantáneamente reconocible cuyo atractivo no ha disminuido ni un ápice desde que se lanzó en 2004.
Hoy en día, la nostalgia de los usuarios de internet no conoce límites, desde la recuperación de moda vintage hiperespecífica y el resurgimiento del vinilo, hasta una nueva admiración por las antiguas consolas Game Boy y las cámaras de película. Aquellos que estamos en línea de forma más crónica somos quienes estamos impulsando el resurgimiento de los teléfonos básicos. En Reddit, la comunidad r/dumbphones cuenta con 65 000 miembros, todos ellos con el objetivo de solucionar, o al menos revertir, su adicción al teléfono.
Aunque un teléfono básico no lo hace todo, hace lo suficiente para proteger tu salud mental y mantener a raya el constante sonido o vibración de las infernales notificaciones. Tal vez luchar contra esa pequeña máquina tragaperras que llevamos en el bolsillo no sea un reto al alcance de todos, pero en cualquier caso vale la pena intentarlo.