¿Qué te llevas cuando compras productos usados?
Usado: lo «vintage» es genial para la ropa y para las camisetas ochenteras favoritas de tu padre, pero no tanto para los dispositivos electrónicos. Si compras «usados» o «de segunda mano», estarás adquiriéndolos en el estado en que los dejó el anterior propietario. ¿La batería está dañada? ¿Tiene rasguños? ¿Fotos de gente que no conoces? Sí, todo eso y más. Aunque quien te lo venda te diga que todo funciona correctamente, no lo sabrás con seguridad hasta que el dispositivo llegue a tus manos y, para entonces, será demasiado tarde para devolverlo. En general, la venta de tecnología usada no se acompaña de políticas de devolución ni garantías de ningún tipo.
Igualmente, tampoco sabrás si el cableado del dispositivo está en buenas condiciones. Vamos, que ese MacBook Pro usado puede provocar un incendio y quemarte la casa. Vale, puede sonar un pelín dramático, pero la falta de garantías de seguridad para la tecnología usada es un problema mayúsculo. También puede que eches en falta un programa de retirada de piezas defectuosas por parte del fabricante.
Estamos de acuerdo en que comprar un dispositivo usado es la opción más económica, pero, sin garantías sobre el estado de la batería ni la funcionalidad básica, corres un riesgo enorme, especialmente cuando hablamos de dispositivos tan indispensables para nuestra vida cotidiana.