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¿Cómo elegir un ordenador portátil?

Actualizado el 27 de junio de 2023

Comprar un ordenador portátil puede convertirse muy pronto en un gran dilema y, con una oferta cada vez más variada y diversificada, resulta complicado no perderse si no se cuenta con el asesoramiento adecuado. Pero que no cunda el pánico, te traemos algunas claves para ayudarte a elegir tu ordenador portátil con conocimiento de causa.

Ultraportátiles, híbridos o clásicos: un uso para cada categoría

Antes de empezar, hay que tener en cuenta que los ordenadores portátiles se dividen en tres grandes familias: los ultraportátiles, los híbridos y los clásicos.

  • Los ultraportátiles:

su diseño combina ligereza y prestaciones. Suelen ser los productos estrella de los fabricantes, con un diseño depurado y elegante y unas características técnicas impresionantes. Los hay de todos los precios, pero los mejores modelos no bajan obviamente de la barrera de los 1000 €.

  • Los híbridos:

es la denominación común para los dispositivos que se encuentran a medio camino entre una tablet y un ordenador portátil. El teclado y la pantalla suelen ser independientes y pueden separarse, para pasar rápidamente al formato tablet y viceversa. Estos productos ofrecen una polivalencia excelente y algunos modelos están equipados con pantallas muy grandes.

  • Los clásicos:

son los ordenadores portátiles que conoce todo el mundo. Tienen un tamaño considerable y la mayoría ofrece una comodidad excelente, con pantallas amplias que pueden alcanzar las 20 pulgadas, aunque ese tamaño de diagonal siempre tiene consecuencias: ¡los portátiles de ese tipo pueden llegar a superar los 7 kg de peso! Llegados a este punto, estamos hablando más bien de un ordenador transportable y no de un portátil. En cuanto a precio, los primeros rozan el lujo absoluto y suelen estar reservados a una clientela privilegiada.

La pregunta esencial es: ¿qué uso voy a darle a mi ordenador portátil?

Un portátil se elige igual que un coche: seguro que no te comprarías una pick-up si vivieras en pleno centro de Madrid, ¿a que no? Pues con un ordenador ocurre lo mismo. Es inútil hacer una inversión en un ordenador de gaming ultra potente de varios miles de euros para realizar únicamente tareas ofimáticas.

Si te desplazas con frecuencia y estás buscando un aparato práctico para un uso profesional, te aconsejamos optar por un ordenador de 13 o 14 pulgadas de cualquier familia. Los híbridos son una excelente solución : siempre es agradable poder pasarse al modo tablet cuando uno desee, especialmente en el tren o en el transporte urbano. Antes de comprar, presta atención al peso y a las dimensiones del aparato. Si supera los 2,3 kg de peso y los 2 cm de grosor, te será difícil meterlo en una maleta...

Los amantes de la fotografía, los creadores de documentos gráficos y los amantes de las series deberían optar mejor por un ordenador clásico de 15,6 pulgadas, como mínimo. Verifica que el procesador sea lo suficientemente potente y que cuente con numerosas conexiones (HDMI, USB, etc.). Los jugadores exigentes, los montadores de vídeo y los adictos a Photoshop tendréis que elegir un portátil con una pantalla de 15,6 a 17,3 pulgadas y prestar una atención particular a la tarjeta gráfica y a sus prestaciones, a la memoria RAM y a la capacidad de almacenamiento (mínimo 1 TB).

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El procesador: el alma del sistema

El procesador es fundamental y es en cierta manera la voz cantante, el que coordina el trabajo de todos los componentes de tu portátil. En función del uso que vayas a darle (ofimática, multimedia o gaming), tendrás que optar por un procesador más o menos potente: un Intel Core i3 o i5 es suficiente para las dos primeras tareas. Un i7 o un i9 (si puedes permitírtelo) es perfecto para los juegos.

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Espacio de almacenamiento: SSD y disco duro, una pareja de éxito

Hoy en día, el disco duro está cayendo en desuso: demasiado frágil, demasiado lento y demasiado molesto.

El SSD es la nueva estrella de los espacios de almacenamiento de nuestros ordenadores y con toda la razón: este sistema, basado en la tecnología Flash, ofrece un rendimiento considerablemente superior a los DD tradicionales: altas velocidades y tiempo de acceso a datos muy reducido. Resulta muy fácil abrir un juego, copiar una película o arrancar el ordenador, todo se hace a una velocidad bastante mayor que la de un disco duro tradicional. El único inconveniente del SSD es su escasa capacidad de almacenamiento: en la actualidad, son pocos los modelos que superan los 256 GB. Por eso, lo mejor sigue siendo combinar los dos: un disco duro de 1 o 2 TB acompañado de un SSD de 256 GB. De momento es la combinación perfecta.

El circuito gráfico: todo depende del uso

No importa si es Intel o AMD, los dos principales fabricantes de procesadores, siempre encontrarás un circuito gráfico integrado, fundamental para las tareas más básicas y para jugar al Solitario o al Buscaminas. Pero si esperas más de tu portátil y piensas jugar, por ejemplo, a los últimos títulos que han salido al mercado o vas a hacer montajes de vídeo, tendrás que analizar con atención el segundo circuito gráfico con una memoria específica. Para gaming, elige como mínimo un dispositivo con una Nvidia Geforce GTX 1060 o una RTX 2060, si puedes permitírtelo.

La memoria RAM determina la velocidad de ejecución de tu ordenador

Cuanto antes lo sepas, mejor: si está por debajo de 4 GB de RAM, mejor pasa de largo, pues estarías comprando un modelo incapaz de sacar nada adelante. A diferencia de los ordenadores de sobremesa, los portátiles no son evolutivos y es imposible añadir memoria RAM en caso de un rendimiento demasiado bajo. Para evitarte problemas, opta por 4 GB de RAM para ofimática y al menos 8 GB de RAM para gaming/ montaje.

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Conexiones: ¡cuantas más, mejor!

Un ordenador portátil con pocas conexiones puede acabar resultando insuficiente muy pronto.

Un ejemplo de configuración óptima podría ser el siguiente: una toma HDMI, tres tomas USB, de las cuales una USB 2.0, una USB 3.0 más rápida y, si es posible, una USB 3 Tipo C, compatible hoy en día con gran parte de los smartphones. Un puerto Ethernet sigue siendo un plus para conectarse a internet por cable. Además, un lector de tarjetas SD siempre resulta útil para poder transferir fácilmente los datos de tu cámara de fotos o de tu teléfono. En lo que respecta a la red inalámbrica, elige siempre que sea posible la norma Wi-Fi, que es la tecnología más rápida a día de hoy.

Autonomía: multitud de factores que hay que tener en cuenta

Al igual que los smartphones, la resistencia de un portátil depende de numerosas condiciones: lo que consumen los componentes, la pantalla, las opciones de ahorro de energía integradas por el fabricante, etc. Aquí tienes algunas pistas que pueden ayudarte:

  • Un ultraportátil dedicado a la ofimática debe aguantar al menos 7 horas con batería;

  • La resistencia de un portátil multimedia debe oscilar generalmente entre 3 y 5 horas;

  • Los ordenadores para gaming/ montaje son conocidos, desgraciadamente, por caer en coma en cuanto se les desenchufa de la corriente. Qué le vamos a hacer.

Presupuesto: ¿Por qué y cuánto?

Ha llegado el momento de hablar de uno de los principales criterios para elegir un ordenador portátil, que no es otro que el presupuesto que se le debe dedicar. Seguro que ya te lo imaginas: la factura dependerá de la potencia de los componentes que hayas elegido. Aquí te damos algunos consejos prácticos:

  • Para ofimática y multimedia: un buen portátil clásico o híbrido cuesta entre 500 y 700 €. A ese precio tendrás que añadirle algunos euros adicionales si piensas utilizarlo para jugar de vez en cuando.

  • Un ultraportátil: calcula entre 700 y 800 € por un modelo de calidad a precio reducido.

  • Para un dispositivo destinado al montaje y a la creación en 3D: tendrás que superar la barrera de los 1200 €, e incluso más si quieres un modelo que de verdad aguante el ritmo.

  • Para nuestros queridos jugadores: aquí podemos empezar a hablar de portátiles de gaming dignos de ese nombre a partir de los 900 €, nunca menos.

Back Market

Escrito por Venancio (Veny)Fundador de Back Market ES

Luchando contra la obsolescencia programada, hasta el infinito y más allá.

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